jueves, 21 de noviembre de 2013

Se nos va a desencajar la mandíbula



Ya tenemos aquí el invierno y, con él, llega una de las problemáticas sociales más desconocidas y ocultas para la ciudadanía: la llamada “pobreza energética”.
Esta precariedad, que sufren más de un 13% de familias en silencio, tiene graves consecuencias en la salud física y mental. La incapacidad de mantener la vivienda a una temperatura adecuada y de no poder cocinar, lavarse, iluminarse en condiciones normales, está provocando graves perjuicios y situaciones de subdesarrollo en nuestra sociedad.
Los altos índices de desempleo, la continua reducción salarial y las persistentes subidas en las facturas de gas y de luz están ocasionando que muchas familias no puedan afrontar el pago de suministros. Incluso parroquias y bancos de alimentos están pidiendo que la comida que se entregue sea precocinada para evitar que las familias vulnerables deban usar y pagar más energía para prepararla.
Es el momento de buscar alternativas, nuevos modelos que no condenen ni discriminen a cuatro millones de persones a vivir sin poder hacer frente a sus necesidades más básicas.—

 La Unión Europea no debería dejar, sino seguir siendo la vanguardia y el motor mundial en la lucha contra el cambio climático. Probable y desgraciadamente acabamos de ver sus efectos en fenómenos ambientales extremos en el tifón de Filipinas y el reciente ciclón en Somalia. El fondo internacional, aprobado en la Cumbre del Clima en Copenhague (2009) de lucha contra el cambio climático, debería apoyar a muchos países vulnerables y sin medios para tomar sus medidas de adaptación y prevención para estas catástrofes ambientales producidas por el cambio climático; aparte de ayudarlos para enfrentarse a las consecuencias de estos fenómenos extremos y subida de aguas de mares, con pérdida de suelos agrícolas por salinidad y consecuentemente de producción agrícola. El cambio climático es un fenómeno que se ha producido por la emisión global de gases de efecto invernadero y la deforestación, y por ello la responsabilidad de enfrentarse a sus efectos tendría que ser también global.
No hay otra solución en esta lucha contra el cambio climático que apostar por la transición energética hacia las energías renovables y aumentar el ahorro y la eficiencia en el uso de la energía, además de luchar contra las deforestaciones, allá donde sea, y promover la reforestación. Los países europeos que más han invertido con buena planificación en energías renovables, Dinamarca, Alemania, Suecia y Países Bajos, aparte de otras razones, fueron los que mejor han resistido la última crisis económica en Europa

Estamos viviendo unos tiempos confusos en los que cualquier día se nos va a desencajar la mandíbula de tanto abrir la boca con cara de lerdos. En todos los medios se dice que el pueblo vive un desapego hacia la clase política. Yo creo que en realidad es al contrario, la clase política vive un desapego hacia el pueblo: nos han perdido totalmente el respeto.
Igualmente, poca gente quedará que muestre la más mínima confianza en ellos, al menos los que están en este Gobierno y esta Oposición y los que han estado anteriormente, visto lo visto. La gran mayoría, al contrario, piensa que nuestros políticos gobiernan única y exclusivamente en su propio beneficio, sin tener en cuenta al pueblo más que cuando llegan elecciones. Por eso yo creo que nuestros políticos han perdido el derecho a ese nombre y propongo uno nuevo: despolíticos. Porque estos despolíticos no gobiernan ni hacen oposición, sino que aumentan sus arcas de maneras legales y, a veces, “presuntamente” ilegales. Estos son nuestros despolíticos. Y ésta es la imagen que vende la marca España.— 

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