lunes, 1 de diciembre de 2014

'¡Crear o morir!'




Como hace siempre Oppenheimer, sus argumentos están sustentados por informaciones objetivas irrefutables. Por ejemplo, expone los datos del Registro de Marcas y Patentes de Estados Unidos. En 2014, Estados Unidos registró 147.000 patentes; Japón, 54.000; Alemania, 17.000; Corea del Sur, 16.000 e Israel, 3.200. A una distancia sideral aparecían España, con apenas 800, y toda América Latina, con 1.600. Iberoamérica, por tanto, está a la cola de la innovación.
¿Por qué sucede esto? "Porque en Latinoamérica diez millones de jóvenes quieren ser como Messi y nadie quiere ser el próximo Premio Nobel de Física", cuenta Oppenheimer desde Nueva York. "Los países latinoamericanos tenemos un serio problema. Nos estamos quedando atrás en un mundo en el que el trabajo mental es más importante y el manual lo es menos"
 Entre otros factores, Oppenheimer destaca que los innovadores florecen en las culturas que admiran la innovación. "Puede parecer algo de Perogrullo, pero no lo es cuando observamos qué sucede en los países latinoamericanos", explica el autor, que reclama a los gobiernos y a los empresarios que desarrollen más incentivos para los investigadores. "Tenemos que crear una cultura de admiración hacia el innovador, no odiarlos", recalca.

Y es que en la cultura latina, el fracaso, una característica propia de cualquier innovador, está muy mal visto. Lo contrario que sucede en otras latitudes. "Los hermanos Wright fracasaron 163 veces antes de lograr volar; el Ford T se llama así porque Ford fracasó en sus modelos A, B, C, etc...", recuerda Oppenheimer. "Ahora, en Silicon Valley admiran a los que fracasan porque allí saben que las mejores innovaciones son el último escalón de una gran cadena de fracasos".
Dicho lo anterior, parecería que España y los países latinoamericanos no tienen ninguna esperanza y se quedarán para siempre en el pozo de la innovación. ¿Es así? Pues según Oppenheimer, todo lo contrario. "Soy muy optimista", sorprende el autor. "Hace 40 años, Singapur o Corea del Sur eran países mucho más pobres y corruptos de lo que es ahora nuestra región, y sin embargo, se han convertido en uno de los que más patentes registran hoy en día, lo que demuestra que las culturas se pueden cambiar con cierta facilidad. Los países son como las personas, se les puede dar la vuelta con una rapidez impresionante. Es cuestión de hacer campañas públicas para que todo el mundo se dé cuenta de que tenemos que reinventarnos. En el mundo que viene, probablemente no valdrá aquello de 'quiero el mismo trabajo para toda la vida'. Hay que estar prepadado, hay que mejorar la educación, la cultura, fomentar leyes para los emprendedores y globalizar la innovación. Si nos ponemos las pilas, España y América Latina tienen mucho futuro".

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